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Cómo saber si tu experiencia de innovación educativa será exitosa antes de ponerla en marcha

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En el cambiante mundo de la educación, la innovación es el faro que guía a los líderes educativos y docentes hacia nuevas y emocionantes formas de enseñar y aprender.

Pero, ¿cómo podemos saber si una experiencia de innovación educativa será más que una moda pasajera? ¿Cómo podemos asegurarnos de que nuestra apuesta por el cambio transformará realmente la experiencia educativa de nuestros estudiantes?

En este artículo, te daremos algunas recomendaciones para que puedas anticipar si tu idea, estrategia o experiencia de innovación educativa tiene posibilidades de ser una buena práctica, incluso antes de ponerla en marcha.

Definición de buena práctica

Una buena práctica de innovación educativa es aquella que tiene un impacto positivo en el aprendizaje de los estudiantes, es sostenible en el tiempo y puede ser transferida a otros contextos educativos.

Indicadores de una buena práctica

De acuerdo con Ángel Fidalgo, Doctor en Informática, profesor y Director del Laboratorio de Innovación en Tecnologías de la Innovación (LITI), existen cuatro indicadores que definen una buena práctica de innovación educativa:

  • Eficacia: La innovación educativa debe conducir a una mejora significativa en el aprendizaje de los estudiantes. Esto se puede medir a través de indicadores como los resultados académicos, la satisfacción de los estudiantes o la participación en clase.
  • Eficiencia: La innovación educativa debe ser fácil de implementar y no requerir un esfuerzo excesivo por parte del profesorado o los estudiantes.
  • Sostenibilidad: La innovación educativa debe poder mantenerse en el tiempo, sin que se requiera un coste excesivo o un esfuerzo adicional.
  • Transferibilidad: La innovación educativa debe poder ser utilizada en otros contextos educativos, sin necesidad de realizar grandes modificaciones.

Ahora bien, es probable que para poder medir el éxito de estos cuatro indicadores debamos esperar a conocer los resultados de la puesta en marcha de nuestra experiencia de innovación educativa, sin embrago, podemos anticiparnos entendiendo estos cuatro conceptos y tratando de darles respuesta anticipadamente.

  • ¿La experiencia que has planificado es eficaz? Aquí debes responder si tu experiencia ayudará a mejorar significativamente algún aspecto del aprendizaje a corto, mediano o largo plazo.
  • ¿Es fácil de implementar? Aquí es importante considerar todo lo que necesitamos para hacerla realidad, incluso si necesitamos ayuda externa, y es que muchas veces, poner en marcha una idea innovadora no depende únicamente de nuestra propia motivación.
  • ¿Esta experiencia innovadora puede mantenerse en el tiempo? Me servirá más de una vez o más allá de una sola clase.
  • ¿Esta experiencia puede trasladarse a más contextos? Es decir, si nos vale para usarla en distintas materias, distintos niveles académicos, con todo tipo de alumnado, etc.

Recomendaciones antes de poner en marcha tu experiencia de innovación

Además de dar respuesta a estas preguntas, siempre es recomendable plantear una estrategia que te guíe en el camino.

La innovación educativa es un proceso complejo, pero también muy gratificante. Si sigues estas recomendaciones, podrás aumentar las posibilidades de que tu experiencia de innovación educativa sea una buena práctica y tenga un impacto positivo en el aprendizaje de los estudiantes.

  • Establece objetivos claros y medibles: Antes de comenzar tu innovación, debes definir claramente los objetivos que quieres alcanzar. Estos objetivos deben ser medibles, para que puedas evaluar el impacto de tu innovación.
  • Participa con los estudiantes: Es importante que los estudiantes participen en el diseño y desarrollo de la innovación. Esto les ayudará a sentirse más comprometidos con el proceso y a lograr resultados más positivos.
  • Sé flexible: No tengas miedo de realizar cambios a tu innovación si es necesario. Es importante ser flexible y adaptarse a las necesidades de los estudiantes y del contexto educativo.
  • Usa tecnología y nuevas metodologías. No tengas miedo a explorar y experimentar. Tampoco intentes llenar la experiencia con todas las tecnologías que conoces. Elige aquellas que controles mejor y en paralelo ve probando nuevas.
  • La innovación es un proceso iterativo. Esto es que siempre se puede mejorar. Al obtener resultados de tu primera puesta en marcha, analiza, evalúa y aplica las mejoras necesarias.

Ejemplos:

Veamos algunos ejemplos de experiencias de innovación educativa que cumplen con los indicadores de una buena práctica:

  • Un proyecto de gamificación que ayuda a los estudiantes a aprender matemáticas de forma más divertida y motivadora.
  • Una plataforma de aprendizaje online que permite a los estudiantes acceder a recursos educativos personalizados.
  • Una metodología de enseñanza colaborativa que ayuda a los estudiantes a trabajar en equipo y a desarrollar sus habilidades sociales.

Lo importante es que la innovación educativa esté centrada en los estudiantes y que tenga un impacto positivo en su aprendizaje.

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Fuentes externas: Blog de Innovación educativa. Angel Fidalgo


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