La innovación educativa se refiere a la incorporación de nuevas ideas y enfoques en el campo de la educación con el fin de mejorar la calidad del aprendizaje y la enseñanza.

Esto puede incluir la implementación de nuevas tecnologías, metodologías de enseñanza, programas de estudio o enfoques pedagógicos.

La innovación educativa también puede abordar la forma en que se evalúan los estudiantes y se gestiona una institución educativa. En resumen, la innovación educativa busca hacer que el sistema educativo sea más efectivo y eficiente en la preparación de los estudiantes para el mundo actual.

¿Cómo se construye?

La innovación educativa no es un simple cambio, va mucho más allá de pensar que por usar vídeos y ordenadores en clase nos estamos saliendo de la caja. Integrar innovación en clase es todo un proceso, y como cualquier otro, cuenta con fases que debemos ir organizando, planificando y poniendo en acción para poder disfrutar de los resultados.

Así, el proceso de innovación se divide en seis fases:

1. Intencionalidad. En esta parte inicial del proceso nos interrogamos para saber qué es lo que quiero transformar, por qué y para qué. Son nuestros objetivos. Identificación del problema o la oportunidad. En esta fase se analiza el contexto educativo y se buscan posibles problemas o oportunidades de mejora.

2. Planificación. En esta fase elaboramos un plan. Aquí también entra la generación de ideas; se buscan soluciones creativas y originales al problema o oportunidad identificado. Puedes incluir técnicas como el brainstorming o lluvia de ideas y el pensamiento lateral. Posteriormente realizamos una programación de cómo vamos a implementar todas esas ideas que logramos reunir en nuestro plan.

3. Identificación de recursos. Aquí es onde hacemos un análisis de todo aquello con lo que contamos o lo que nos hace falta para poner en marcha el plan. Debemos tener en cuenta tanto los recursos humanos, cómo personal y colaboradores, poniendo foco en cada una de las habilidades y capacidades de cada uno, así como los recursos técnicos y materiales.

4. Implementación y desarrollo. Llegó el momento de poner en práctica la planificación. Puede incluir la formación de personal, la adquisición de equipos o la modificación de políticas o procesos.

5. Evaluación y balance. En esta fase se evalúa el éxito de la innovación y se hacen ajustes en caso de ser necesario. También se pueden hacer planes para ampliar la innovación a otros contextos o para hacerla más sostenible a largo plazo.

6. Sistematización. En esta última fase se registra el proceso, se comparte con todos los miembros de la comunidad educativa, con otras escuelas y con interesados para ampliar su alcance y que pueda realmente aportar valor.

Como has visto, la innovación educativa no es un simple cambio, sino una transformación total que puede aportar grandes beneficios para tu centro, y para todas las personas alrededor.